Hoy comienza la edición 21 del torneo de rugby cuya convocatoria casi duplicó la población permanente de Tafí del Valle en 2019. A las ilusiones y nervios propios de un acontecimiento masivo de esta naturaleza se sumó el “tackle” que supuso para el balneario de Villa Gesell y el deporte el homicidio del joven Fernando Báez Sosa perpetrado este mes.
Ese drama pone a prueba al Seven y a su capacidad para reivindicar los valores de los rugbistas. Tanto los responsables del certamen como las autoridades estatales adelantaron que habrá fiscalizaciones intensas para cuidar al público y prevenir desbordes: entre los recaudos adoptados consta la prohibición de consumo de bebidas alcohólicas en la cancha ubicada en el kilómetro 56,7 de la ruta 307.
El caso de Báez Sosa acentuó una preocupación preexistente en Tafí como consecuencia de los excesos registrados durante la edición anterior del Seven. “Hubo mucho descontrol a la salida de la fiesta oficial en el complejo Los Castaños (donde en ese momento funcionaba el boliche Recórcholis). Los chicos se concentraron en la estación de servicios y cortaron la avenida Perón (principal arteria del pueblo).
En esas condiciones, terminaron corriendo a la Policía y generaron una situación muy tensa. Por ese motivo y antes de que ocurriese lo de Villa Gesell, nosotros ya veníamos trabajando en garantizar el orden, en particular durante y después del tercer tiempo”, explicó Andrea Tolaba, directora de Turismo de la Municipalidad tafinista.
Y añadió que la nueva gestión a cargo del intendente Francisco Caliva se había ocupado de revertir ese recuerdo de una “villa tomada”: “estamos al tanto de que es un fin de semana clave en un momento clave. Las distintas áreas municipales actuaremos en forma coordinada para que el Seven se desarrolle como es debido, termine bien y gane Tafí”.
Sebastián Giobellina, presidente del Ente Autárquico Tucumán Turismo, manifestó que le daba “tranquilidad” el despliegue de seguridad acordado con el ministro Claudio Maley y que hasta el momento había permitido un verano apacible en los puntos más concurridos, como El Cadillal, San Pedro de Colalao y el propio Tafí.
“Son instancias que convocan a 10.000 o 15.000 personas. Acontecimientos de la magnitud del Seven llevan a redoblar la vigilancia y por eso estoy tranquilo. Es muy difícil opinar sobre la sensibilidad que desencadenó el caso de Villa Gesell, pero sin duda es una situación tremenda y le hace muy mal al destino turístico”, acotó.
En una temporada especialmente concurrida como esta, la realización de la competencia de rugby planteará el máximo desafío para el control del tránsito, de la higiene y de la prevención de los delitos. Funcionarios y empresarios pronostican que habrá una ocupación total, y se encomiendan al cielo para que el clima acompañe en una coyuntura de ruta afectada por las lluvias y los cortes intermitentes.
Los derrumbes del domingo pasado, por ejemplo, obligaron a refugiar a 580 excursionistas que habían subido por el día y a practicar traslados de emergencia de enfermos graves cuyo estado superaba las posibilidades de atención del hospital Doctor Elías Médici.
Potenciar, no perturbar
“Todo va a estar muy bien controlado por la Policía. Seremos muy prolijos”, aseguró Cayetano Fortino, organizador del Seven junto a Salustiano Paz y Martín Terán. Y agregó que en las labores de contención iban a intervenir la Unidad Regional Oeste; el Sistema Provincial de Salud con dos ambulancias afectadas de manera exclusiva al certamen y un tráiler sanitario, y el Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo (IPLA), entre otras instituciones.
“Va a estar totalmente prohibido el consumo alcohol en el predio: tendremos promotoras de cerveza y de vino sin expendio. Insisto en que adentro no habrá venta y vigilaremos el ingreso de bebidas. Esta es una iniciativa del intendente Caliva, y a nosotros nos pareció correcta porque tenemos un ambiente familiar y la gente va a disfrutar del deporte: busca otra cosa”, explicó Fortino.
El responsable de la competencia tomó distancia de los disturbios en la vía pública ocurridos el año pasado y precisó que ellos nunca habían avalado la posibilidad de tomar la avenida Perón, pese a que la administración municipal anterior lo hacía para recitales y desfiles de modelos, y hasta les había ofrecido esa alternativa.
“Nosotros a lo sumo ocupamos media calzada durante la conferencia de prensa tradicional en el bar Popey (tendrá lugar este viernes con motivo de la presentación de las camisetas de los diez equipos). Esta es una característica del Seven: no queremos perturbar la vida de Tafí, sino potenciarla”, dijo.
En cuanto a la fiesta oficial, Fortino manifestó que no estaba a cargo de la organización del Seven sino de los dueños del boliche Isabel. “Para evitar inconvenientes y molestias, nosotros invitamos a los jugadores a asistir al tercer tiempo en las instalaciones del club Entre Ríos, que está retirado de la villa. Este año decidimos no hacer la fiesta en Recórcholis porque no nos gusta su nueva ubicación: es un terreno sobre la ruta 307 (al lado del Complejo Democracia) que nos parece riesgoso.
Pero este asunto no es responsabilidad nuestra, sino de los empresarios de Isabel”, comentó. Nerea Villarreal, una de las dueñas de la discoteca, acotó que habían completado los requisitos y que esperaban el permiso municipal. Por su parte, la concejala opositora Jéssica Yapura Astorga advirtió que el tercer tiempo estaba siendo publicitado antes del otorgamiento de la autorización concreta para realizarlo y pidió un informe (ver crónica por separado).
El organizador del Seven expresó que no habían pensado suspender la fiesta en atención al crimen de Gesell porque aquello era algo “alejado” de ellos y del rugby. “Nos están estigmatizando por ocho o nueve inadaptados de un club que nadie conoce”, definió. Y afirmó que el deporte que él amaba fomentaba la responsabilidad, el compañerismo, la amistad, y el respeto a las reglas y a la autoridad: “es la única disciplina donde es posible recibir una sanción por 99 años.
Lo de Villa Gesell es un problema de la sociedad y no del rugby: un hecho desgraciado producido por la noche y el consumo desmedido de alcohol. Hay que ver lo que pasa en forma permanente con la violencia en el fútbol. El rugby es una escuela de vida, y lo demuestran los proyectos sociales que educan, sacan a la gente de la calle y reducen la reincidencia, como el de Espartanos. El amarillismo mediático está matando al deporte, pero hay que defenderlo por sus virtudes”. Fortino afirmó que “la vida continúa”: en Tafí se verá cómo, y si el rugby podrá estar a la altura de sus palos con forma de “H” y de las circunstancias.